Azerbaiyán y Armenia

La llegada de Gorbachev y su política de perestroika expuso serios problemas estructurales: el viejo conflicto azerbaijano-armenio resurgió en 1988 con los intentos separatistas de Nagorno -Karabagh, con el consiguiente aumento de la violencia étnica y el aumento de refugiados, los problemas ecológicos, la caída de la producción de petróleo y las fallas del sistema educativo y de salud. Ante la inacción de las autoridades comunistas locales, un grupo de intelectuales no comunistas creó una organización nacionalista, el Frente Popular de Azerbaiján (FPA). Este grupo fue un duro crítico de la posición, considerada pro armenia, del gobierno de Moscú. La crisis se agravó en enero de 1990, cuando frente a una mayor aproximación política entre Armenia y Nagorno – Karabagh, y ante un aumento de la violencia, el FPA crea un Consejo Nacional encargado de preparar la resistencia azerbaijana. Turbas enfurecidas en Bakú atacaron y masacraron a residentes armenios, lo que llevó a una fuerte intervención de las fuerzas soviéticas, con las consiguientes pérdidas de vida entre los azerbaijanos.

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